Ejercicio
En los sanos, el ejercicio
es eficaz para disminuir el riesgo de que aparezcan dolores de espalda.
También la práctica de algún deporte -y especialmente
la natación- es útil para prevenir el dolor de espalda,
aunque es conveniente consultar a un médico antes de iniciar
cualquier actividad física o deporte.
En quiénes sufren o han sufrido dolor de espalda, un
médico debe determinar qué ejercicios específicos
se deben hacer, y con qué intensidad y ritmo de progresión.
El ejercicio está contraindicado durante la crisis aguda
de dolor de espalda, pero, cuando el dolor es crónico,
es eficaz para evitar la incapacidad y mejorar el grado de movilidad
y autonomía.
En los pacientes sometidos a cirugía por hernia discal, la evidencia científica recomienda comenzar a realizar ejercicio de 4 a 6 semanas después de la cirugía; eso conlleva un descenso del dolor y la incapacidad más rápido que iniciarlo inmediatamente después de la operación. Las pruebas científicas no permiten determinar cuál es el tipo de ejercicio más eficaz, aunque los programas de mayor intensidad logran resultados más rápidos.
Además, entre quienes sufren episodios dolorosos
de forma recurrente, hacer ejercicio entre las crisis es eficaz
para reducir su frecuencia y duración. Es de señalar que hacer ejercicio no ha demostrado reducir la intensidad del dolor si éste aparece, pero sí su duración, además del grado de discapacidad que conlleva. De hecho, el tamaño de la musculatura de la espalda ha demostrado asociarse a un menor grado de discapacidad, pero no a una menor intensidad del dolor.
Realizar ejercicio reduce el riesgo de padecer episodios de dolor y de sufrir una baja laboral por lumbalgia, al menos durante el primer año, lo que probablemente refleja la necesidad de mantener la práctica de ejercicio de forma continuada para que su efecto persista. La práctica de ejercicio combinado con educación al paciente, también reduce el riesgo de padecer dolor lumbar.
Pasar sentado más de 7 horas al díaaumenta el riesgo de padecer dolor lumbar, riesgo que se incrementa proporcionalmente con el número de horas de sedestación, principalmente si se desarrolla escasa actividad física. Ese incremento del riesgo con el aumento de las horas de sedestación no se observa entre quienes realizan actividad física intensa, lo que refleja el efecto protector del ejercicio
En esta Web se indican los ejercicios
que son eficaces para fomentar la potencia, resistencia o elasticidad
de la musculatura implicada en el funcionamiento de la espalda,
así como las normas de higiene postural que se deben respetar a
la hora de hacer distintos
tipos de deporte del modo más seguro y beneficioso para la espalda.
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