Base, indicaciones y riesgos: Fármacos
Para el tratamiento de los dolores de espalda se
usan habitualmente calmantes, antiinflamatorios no esteroideos y
relajantes musculares. También se ha propuesto el uso de
otros fármacos que se administran de forma excepcional.
CALMANTES O ANALGÉSICOS NO OPIÁCEOS
Objetivo
Reducir el dolor.
Fundamento teórico
Distintos tipos de calmantes actúan
de forma diferente. En general interfieren con los mecanismos de
activación de los nervios que transmiten el dolor o con los
de transmisión del dolor, o dificultan la activación
de las células que lo perciben.
Pruebas científicas de su eficacia
Los estudios científicos disponibles
demuestran la eficacia de los calmantes para reducir transitoriamente la intensidad
del dolor que caracteriza los episodios de dolor de espalda.
Riesgos y contraindicaciones
Cuando se toma un fármaco por vía
general -por ejemplo, por vía oral, en supositorio o en inyección
intramuscular-, pasa a la sangre y se reparte por todo el organismo.
La parte que llega a las estructuras implicadas del dolor de espalda,
pueden mejorarlo. Pero el resto es inútil y puede generar
efectos secundarios. Los efectos secundarios dependen de cada tipo
de fármaco y se indican en su prospecto.
Los efectos secundarios más frecuentes de los analgésicos
son estreñimiento y adormecimiento, que pueden llegar a afectar
al 80% de los pacientes.
Cuanto mayor sea el tiempo durante el que use
un fármaco, menor suele ser su eficacia y mayor el riesgo
de que aparezcan efectos secundarios, por lo que es importante evitar
la auto-medicación y tomarlos estrictamente según
la prescripción del médico.
Por otra parte, nunca debe usar aquellos fármacos
a los que tenga riesgo de ser alérgico o un médico
haya contraindicado en su caso. Hacerlo podría llegar a provocar
la muerte.
Indicaciones
Se recomienda el uso de calmantes en las fases
de mayor dolor; o en las crisis agudas o en las exacerbaciones de
los casos crónicos. En general, y salvo excepciones, para
disminuir el riesgo de efectos secundarios se recomienda no usarlos
más de 14 días seguidos.
Si el dolor es poco intenso es conveniente usar solo un analgésico, puesto que aunque el efecto es algo menor que el de los antiinflamatorios, también sus efectos secundarios son menos frecuentes e intensos
Aunque durante años se ha recomendado el paracetamol, las pruebas científicas han demostrado que no es eficaz en los pacientes con dolor lumbar, ya que no disminuye la intensidad del dolor ni mejora el grado de incapacidad ni la calidad de vida de los pacientes. No tiene más efecto que el placebo y genera una elevación del nivel sanguíneo de los enzimas hepáticos, especialmente si su uso se prolonga, sugiriendo que es tóxico para el hígado..
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