Base, indicaciones y riesgos: Cirugía
y Unidad del dolor
Objetivo
Disminuir el dolor del paciente.
Fundamento teórico
Antiguamente la cirugía del dolor lesionaba
los nervios que transmitían el dolor hasta el cerebro, con
el objetivo de impedir su percepción. Sin embargo, ese tipo
de cirugía era agresiva y, además, tenía un
alto índice de fracaso.
Actualmente ha demostrado ser más eficaz
la cirugía en la que se estimulan células nerviosas
que impiden la transmisión del dolor. Se suelen implantar
electrodos que estimulan esas células nerviosas o bombas
que liberan fármacos.
Al margen de la cirugía, en las unidades
del dolor se usan distintas técnicas cuya agresividad es
progresivamente mayor en función de las necesidades del paciente,
incluyendo desde la administración de calmantes muy potentes
en la médula hasta la colocación de bombas de morfina.
También se usa el apoyo de psicólogos para los casos
en los que el paciente debe aprender a vivir con cierto grado de
dolor.
Pruebas científicas de su eficacia
Hay estudios que demuestran que en los pacientes en los que previamente
ha fracasado la cirugía de columna vertebral, es más
eficaz la cirugía del dolor que volver a operar su columna
vertebral.
Riesgos
Los riesgos inherentes a toda cirugía.
Indicaciones
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible
no las incluyen, probablemente porque la cirugía del dolor
se entiende como un procedimiento de alta tecnología muy
sofisticado y no específico del dolor de espalda, sino común
a todo dolor intratable, por lo que sale fuera del objetivo encomendado
a las recomendaciones elaboradas hasta la fecha.
La cirugía del dolor se plantea en pacientes
con dolores muy intensos y que resisten a todos los demás
tratamientos.
Principales técnicas quirúrgicas
SCS – Electroestimulación medular-
Es una técnica que se usa habitualmente para tratar los casos de dolor irradiado debidos al fracaso de la cirugía vertebral, aunque puede plantearse en pacientes con dolor crónico de otra causa, si resiste a los demás tratamientos.
Consiste en la colocación, mediante una punción transdérmica, de un electrodo en el espacio epidural, el cual se conecta a una batería generadora de impulsos que se implanta subcutáneamente en la pared abdominal. Antes de implantar el dispositivo, se suele probar si la electroestimulación de la médula mejora la intensidad del dolor, implantándose el dispositivo si la prueba mejora en un 50% o más esa intensidad.
Tradicionalmente se ha aplicado una corriente eléctrica constante a una frecuencia de 40-80 impulsos por segundo (electroestimulación “clásica”) pero en los últimos años han aparecido nuevas pautas de estimulación (en ráfagas, con frecuencias más altas, etc.), que algunos datos sugieren que podrían ser más efectivas.
La finalidad es el bloqueo de la sensación de dolor que el nervio envía al cerebro del paciente.
Algunas características inherentes al procedimiento y al tipo de pacientes en el que está indicado, limitan el rigor de los métodos usados para evaluar este procedimiento y, por ende, la fiabilidad de sus conclusiones. Por ejemplo, el hecho de que la implantación del dispositivo eléctrico requiera un pequeño acto quirúrgico, supone una dificultad ética para realizar un procedimiento simulado “placebo”, y no hacerlo impide la ceguera del paciente; del mismo modo, que se trate de pacientes con dolor crónico (y habitualmente intenso), limita éticamente la duración del seguimiento de su evolución en los ensayos clínicos versus placebo.
Los datos disponibles sugieren que es un procedimiento quirúrgico, y aunque se pueden dar efectos secundarios (como el aumento de la intensidad del dolor o la infección del dispositivo implantado), son infrecuentes.
En general, los datos disponibles sugieren que la electroestimulación medular puede ser efectiva, y tiene sentido plantearla en los pacientes con dolor crónico (lumbar o irradiado a la pierna), habitualmente debido a “fracaso quirúrgico” o “fibrosis post-quirúrgica”
Lesión del ganglio dorsal por radiofrecuencia
Su finalidad es bloquear la transmisión del dolor. Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible no consideran
la lesión del ganglio dorsal por radiofrecuencia eficaz para
el tratamiento del dolor de espalda.
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